LA BIOQUÍMICA COMO HERRAMIENTA QUE DEFINE AL PROFESIONAL DE NUTRICIÓN
La ciencia de la nutrición es, a juzgar por el desarrollo variable que ostenta en los diferentes países del mundo, un área del conocimiento en pleno proceso de construcción, evolución y definición. Los programas más antiguos dedicados a la formación de grado universitario de nutricionistas/nutriólogos dependiendo de la denominación del país, difícilmente superan los 50 años; mientras que los más jóvenes no alcanzan siquiera las dos décadas de vida institucional. En este contexto tan dispar, no son pocos los profesionales de las otras áreas de la salud que buscan arrogarse competencias profesionales que intrínsecamente le corresponden a un nutricionista/nutriólogo. En este contexto tan dispar, no son pocos los otros profesionales de la salud que creen tener la solvencia técnica suficiente como enfrentar situaciones clínicas nutricionales variadas; lamentablemente para la población, aproximaciones erradas en el 99% de los casos.
Entender la bioquímica no convierte a los demás profesionales de la salud en Nutricionistas/nutriólogos; la bioquímica, sumada a decenas de herramientas adicionales, convierte al nutricionista/nutriólogo en un profesional de la salud perfectamente definido y diferenciado. Todas estas competencias nos han permitido evolucionar técnica y científicamente, pasando de ser el especialista en alimentos, alimentación balanceada, dietas u otras frases asociadas, a convertirnos en el científico de los nutrientes; aquel que a través de diferentes vehículos (alimentos, fórmulas enterales, fórmulas parenterales, fórmulas infantiles, suplementos de micronutrientes, entre otros) es capaz de corregir los desequilibrios nutricionales producidos por el exceso o el déficit de uno o más nutrientes en particular.
Nuestra formación bioquímica, a través de los años de formación universitaria, nos ha permitido fundamentar decisiones más allá del escenario limitado que nos brindan los alimentos; estos dejan de ser útiles, per se, cuando se busca enfrentar una enfermedad o una carencia específica. Nuestra formación bioquímica nos ha permitido utilizar de modo más eficaz y eficiente diferentes formulaciones enterales o parenterales para sostener la vida de las personas incluso si estas no pudiesen consumir alimento alguno. Nuestra formación bioquímica nos ha proporcionado el aplomo y conocimiento para tomar decisiones asertivas sobre el rumbo que tomará el tratamiento nutricional de un paciente determinado sin importar la gravedad de su condición clínica.
Ahora bien, sin importar cuál sea nuestra área de desarrollo profesional dentro del ámbito nutricional, es tácito que el destinatario de todas nuestras intervenciones es directa o indirectamente la persona. No importa si nos desarrollamos dentro del área clínica porque las modificaciones que incorporamos a través de los diversos vehículos capaces de transportar nutrientes están dirigidas a generar cambios sustanciales, medibles y monitorizables en el medio interno del individuo. No importa si nuestra área de desarrollo se encuentra a nivel poblacional, el objetivo de toda política nacional está dirigido a proteger al colectivo, lo cual, final e inexorablemente protegerá al individuo. No importa si nuestra área de desarrollo profesional está en el ámbito deportivo, gestión, investigación o docencia, nuestras acciones siempre irán encaminadas a mejorar el estado nutricional de los seres humanos.
La bioquímica, como ya se mencionó, es una de las herramientas más importantes de nuestro proceso de diferenciación. Ella, sumada a otras competencias, nos convierten en un profesional único y pieza clave de los servicios sanitarios alrededor del mundo. Sin embargo, nuestro trabajo todavía es arduo y por demás retador; nadie hará la tarea por nosotros, el reto de la estandarización de la práctica de la nutrición a nivel global es una tarea pendiente y urgente que, de no hacerla a tiempo, puede poner en juego nuestro vigoroso crecimiento. Extraviados que consideran que al leer un libro o una guía adquieren las competencias que un nutricionista/nutriólogo adquiere con el estudio y los años, habrá siempre; sin embargo, depende de nosotros que aquellos sean día a día sean menos. En física, la impenetrabilidad se conoce como la resistencia que opone un cuerpo a que otro ocupe su lugar en el espacio, es decir, ningún cuerpo puede ocupar al mismo tiempo el lugar de otro; en nutrición sucede lo mismo, los espacios no se pierden, los cedemos.
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Por Robinson Cruz
*Robinson Cruz es Director General del Instituto IIDENUT. Cuenta con 20 años de experiencia como nutricionista clínico y especialista en Bioquímica aplicada a la Nutrición. En este tiempo ha formado miles de profesionales de la nutrición, ha publicado casi una decena de libros y cientos de comunicaciones relacionadas, entre otras actividades.
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